mAnifEsto

Las microalgas están en el origen de la vida y fueron responsables del “boom” de la biodiversidad. Son todo función y una fuente de proteína de alta concentración y máxima calidad. Contienen todos los aminoácidos esenciales, ácidos grasos omega 3, vitaminas y minerales. Son capaces de auto nutrirse y protegerse de la radiación. Además, su cultivo es sostenible. Son un super alimentos y una fuente de compuestos bioactivos incalculable.

Inhala…


Hace unos 2400 millones de años sucedió algo en la Tierra que lo cambió todo. O, mejor dicho, que lo inició todo. Cuando la atmósfera estaba aún compuesta principalmente de dióxido de carbono, metano y vapor de agua, un grupo de cianobacterias precursoras de las microalgas fueron capaces de empezar a generar oxígeno. Esas vidas primigenias y autosuficientes fueron el primer eslabón de la evolución hacia una vida tal y como la conocemos hoy. Inventaron la fotosíntesis, inyectando oxígeno en la atmósfera y posibilitando la generación de la capa de ozono. Al entrar en simbiosis con otras células, se dio la aparición de unas microalgas que colonizaron todos los ambientes (marinos, dulceacuícolas, terrestres) y se convirtieron en la base de la alimentación de una vida más compleja, provocando así un “boom” en la biodiversidad. Son, por tanto, el invento más revolucionario que se ha dado en el planeta, capaces de condensar el carbono, producir oxígeno y alimentar la vida en la Tierra.


Inhala, y hazlo siendo consciente de que, si hoy puedes, es gracias a unas microalgas que son el origen de nuestro maravilloso planeta, aquel que se sustenta por delicados equilibrios que hoy corren el riesgo de romperse. Es hora de actuar.

Si nos referimos al planeta, es imposible hablar de ausencia de vida. Hasta en el punto más árido del desierto del Sahara se puede encontrar tapices de cianobacterias, lo que indica que ese “origen” del que hemos hablado podría repetirse constantemente. En otras palabras: no podemos acabar con la vida en el Tierra, pues es más fuerte que la humanidad. Pero nosotros sí somos prescindibles: cada conducta poco sostenible es un autoboicot.


Cuando pensamos en contaminación o en actividades poco sostenibles, nos viene rápidamente a la cabeza la energía, el transporte o los plásticos. Sin embargo, la manera en que nos alimentamos tiene un gran impacto en nuestro planeta. Es muy probable que la mayor fuente de proteínas de tu alimentación provenga de origen animal. Así lo es para la mayoría. Sin embargo, el aumento de la población y de consumo de carne por persona han provocado que la proteína animal, como principal fuente de proteínas, sea insostenible. El número de animales que se sacrifican anualmente se ha multiplicado por diez desde la década de los 60. El 16% de los gases de efecto invernadero provienen de la industria de la alimentación animal, el 75% de las tierras agrícolas y más del 50% del agua potable se usan para cultivar alimentos para animales de consumo humano.


La carne siempre ha estado en nuestra pirámide alimentaria, pero ahora hemos roto el equilibrio. Un balance que, en realidad, no era tan fácil de romper. Ha llegado el momento de encontrar alternativas y restaurar ese equilibrio.

Como en el “viaje del héroe” de Campbell, después de duras pruebas y de enfrentarnos a ese grave problema, sólo nos quedará un retorno al origen, pero ahora con el elixir en las manos.


Y, a estas alturas, ya debes imaginar cuál es ese elixir de vida…


Las microalgas no tienen apenas estructura, son todo función. Contienen hasta el 70% de su peso en proteínas de máxima calidad (con todos los aminoácidos existentes) y altas concentraciones de vitaminas y ácidos grasos omega 3. Son, por tanto, un superalimento, completo y saludable. También, las microalgas son 100% autónomas: no sólo generan su propio alimento, sino que también son capaces de crear mecanismos de protección, curación y regeneración, y por tanto, están repletas de ingredientes bioactivos.

Además, el proceso de cultivo y extracción de las microalgas es rápido, económico y ecológico: no necesita pesticidas ni antibióticos, capturan CO2 y, según el proceso elegido, requieren mínimas cantidades de agua dulce.

Ahora que ya sabes que la solución existe, te vamos a explicar cómo aplicarla.